domingo, 20 de noviembre de 2011

El Boom Latinoamericano


Tendencia que se dio en ciertos autores.
Lo universalizaron. Conocimiento mundial.
Se dio en la segunda mitad del siglo XX
Innovaciones técnicas en la narrativa, como el realismo mágico (tendencia europea)
La consolidación narrativa del 1960
 Inspiró la revolución cubana en 1962
La Renovación en la forma de concebir y hacer la literatura
Gran difusión editorial. (Saca lo político)
Lo caracterismo es: Lo ideal, lo fantástico. Para dejar de lado la moral, la psicología social y lo social.
Enrique Lafurcade
Hijo de Raquel Valdenegro y Enrique Lafourcade. Estudio en el Liceo José Victorino Lastarria. Después de estudiar filosofía en la Universidad de Chile, estudia historia del arte en la Sorbona y en el Louvre. Los numerosos cargos que le toca representar incluyen el ser agregado cultural en la embajada de Chile en España y profesor en la universidad de California en Los Ángeles.
Casado con María Luisa Señoret Guevara, la menor de una familia de 5 hermanos: Margarita, Octavio, Sibila y Raquel (esta última fue esposa de Vicente Huidobro)  Su talento superior como escritor queda demostrado en su enfoque imaginativo del género. Lafourcade puede crear historias de sátira política, crítica literaria, neocriollismo, ciencia ficción, fabula, realismo mágico y realismo psicológico.
 Novela Navidad (resumen-fragmento)
Nació una obscura noche de invierno cuando yo vi a uno de estos "pelusitas". Hora: tres de la mañana. Lugar: la puerta de "Il Bosco", en Alameda, frente a San Francisco. Llovía. El niño, seis o cinco años, hecho un ovillo, contra una cortina metálica, en un hueco que un perro habría despreciado, contra la cortina, lloraba suavemente. No era un niño-pordiosero. El mundo de los "giles" que daban una limosna no parecía existir para él. Se trataba de una criatura indefensa en lucha con la lluvia, el frío, la soledad. Me estremeció la imagen. Egoístamente, no hice nada. Pero me fui con esta visión.
Creo que esa noche comenzó a germinar este libro. Los niños-juglares abandonados, con vagos padres o parientes, ese "lumpen proletriat" que se agrupa, solidario, para no morir. Y la gran ciudad áspera, violenta, que parece rechazarlos. Y ellos, empeñados en que puentes, ríos, sitios eriazos, respiraderos de la calefacción, fuentes, tuberías abandonadas, sean su hogar.
Los vi en el sucio río haciendo fuegos. Flacos, ateridos, envueltos en sus perros como en frazadas y cobertores.
El duro pan de cada día se lo ganaban cantando canciones a la moda. Nada de baladitas y rondas. Conocían canciones de cuna, pero sus letras les eran tan extrañas como si llegaran de otros idiomas y países. En cambio, ese que "la mató porque lo engañaba" o el ebrio que castiga a su familia. Boleros, tangos, rock, orridos mexicanos en especial. Memorizaban de las radios, al paso. Niños sin padres ni madres, decían las canciones. Niños encarcelados. Todo era melodramático, del folletín cotidiano. El "j’attendrai" de moda en esos años, de nuevo, lo transformaron en "el ñato Andrés". Otra canción decía algo así como : ¡La felicidad, já, já, já, já... ! Instintivamente encontraban aquellos que los retrataban, el diagnóstico de sus existencias.
Los niños vivían en ese subterráneo de la vida. Y eran parte de la enorme familia hispanoamericana de los humillados y ofendidos.

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